Netflix, sus películas y las salas de cine

Hasta hace algunos ¿Años? ¿Meses? Cuando el estreno de una película se anunciaba en la televisión, en la radio o en cualquier medio de difusión masiva, la presentación se acompañaba del orgulloso slogan «En todos los cines».

Y es que, teniendo en cuenta lo difícil que resulta conseguir que las grandes salas proyecten películas por fuera del gran circuito comercial, estar presente en todos los cines era un lujo que solo las grandes producciones podían darse y algunas pocas más.

Algo está cambiando. Y si el cambio es en el mundo audiovisual, casi con certeza se puede afirmar que Netflix está en el medio. Esa pequeña compañía, que comenzó como un acotado negocio disruptivo y que logró transformar la forma de consumir contenidos audiovisuales, sigue apostando a los medios tradicionales, sobre todo a la televisión, para promocionar sus películas. Sin embargo, la fórmula es diferente: ahora se anuncia que estará «En algunos cines» y luego en la plataforma de video bajo demanda.

¿Ya no importa estar en cada sala de cine? ¿Dejó de tener importancia en el imaginario colectivo? Si es más importante que la película esté presente en la plataforma, si su llegada es más masiva que en la salas de cine ¿Por qué, aun así, presentarla solo en algunas?

Una respuesta puede rastrearse en abril del 2018. Las películas Okja y The Meyerowitz Stories estaban nominadas en el Festival de Cannes. Sin embargo, después que la dirección del festival decidiera que ninguna película que no se haya proyectado en salas podía participar, Netflix retiró todas sus producciones. El problema no era la necesidad de realizar dichas proyecciones, ya que la empresa estadounidense lo había hecho antes, sino la necesidad de que la producción no esté disponible bajo demanda hasta 36 meses después del estreno, lo que va totalmente en contra de su modelo de negocios.

Así, a pesar de haber cedido terreno, Netflix impone sus condiciones. Si con el paso del tiempo sus producciones comienzan a ser más relevantes ¿Serán capaces de ignorarlas en estos espacios tradicionales? ¿O será nuevamente la compañía estadounidense quien termine imponiendo sus condiciones?