Niños y adolescentes argentinos comen peor que los adultos

Una alarmante realidad se ha puesto de manifiesto a través de la reciente 2° Encuesta Nacional de Nutrición y Salud: los hábitos alimenticios de los niños y adolescentes argentinos son incluso peores que los de los adultos. Los datos muestran que consumen un 40% más de bebidas azucaradas, el doble de productos de pastelería, galletitas dulces y snacks, y hasta el triple de golosinas en comparación con los mayores. Estos alimentos, ricos en azúcar, grasa y sal, y con una baja calidad nutricional, están contribuyendo a un alarmante aumento en los índices de sobrepeso y obesidad entre los jóvenes del país.

Según la encuesta, más del 54.7% de los menores de edad en Argentina están afectados por sobrepeso u obesidad, independientemente de su estrato socioeconómico. El cirujano Guillermo Muzio, de Red Bariátrica, confirma esta tendencia preocupante en su consultorio, donde observa que aproximadamente el 80% de sus pacientes adultos con sobrepeso u obesidad tuvieron estos problemas desde su infancia o adolescencia.

El impacto de la obesidad en la infancia va más allá de las consecuencias físicas inmediatas. Muzio advierte que puede ser un factor de riesgo para diversas enfermedades en la edad adulta, incluyendo diabetes tipo II, hipertensión, dislipidemia, apnea del sueño, hígado graso, entre otras.

Sin embargo, no todo son malas noticias. Los expertos señalan que los niños tienen mayores posibilidades de cambiar sus hábitos alimentarios y de vida, lo que podría disminuir los riesgos asociados con la obesidad. Por lo tanto, se hace necesario que los adultos tomen medidas para crear un ambiente más saludable para los más jóvenes.

Es esencial identificar y abordar lo que se conoce como un «ambiente obesogénico», caracterizado por la promoción de hábitos sedentarios y la disponibilidad de alimentos de baja calidad nutricional. Además, la escuela desempeña un papel crucial en la formación de estos hábitos, ya que muchos niños pasan gran parte del día en este entorno.

Para contrarrestar esta tendencia preocupante, se han elaborado guías y recomendaciones para promover entornos escolares saludables y fomentar una alimentación más equilibrada y activa entre los niños y adolescentes argentinos. Estas iniciativas incluyen la eliminación de alimentos ultraprocesados de los kioscos escolares, la promoción de pausas activas durante el día escolar y la incorporación de más actividad física en la rutina diaria.

En última instancia, educar a los niños sobre la importancia de una alimentación saludable y un estilo de vida activo es fundamental para revertir esta preocupante tendencia. Los adultos, como modelos a seguir, tienen la responsabilidad de fomentar hábitos saludables y crear entornos que apoyen la salud y el bienestar de las generaciones futuras.

Para obtener más información sobre este tema y acceder a recursos adicionales, se puede visitar el sitio web de Red Bariátrica: https://www.redbariatrica.com/.