La Terapia de Desensibilización y Reprocesamiento por Movimientos Oculares (EMDR, por sus siglas en inglés) ha emergido como una herramienta poderosa en el campo de la salud mental para abordar recuerdos traumáticos y superar trastornos psicológicos.
Desarrollada a fines de la década de 1980 por la psicóloga estadounidense Francine Shapiro, esta técnica inicialmente enfocada en el tratamiento del trastorno de estrés postraumático ha demostrado una efectividad notable en el manejo de otras condiciones como ansiedad, depresión, adicciones y fobias, todas vinculadas a traumas psicológicos.
El licenciado Gerardo Mielnik, psicólogo clínico y terapeuta EMDR certificado, explica que esta terapia se centra en ayudar a los individuos a procesar y superar sus recuerdos traumáticos a través de la estimulación bilateral. Durante la sesión, el terapeuta guía al paciente para que se enfoque en un recuerdo traumático mientras realiza movimientos oculares rítmicos u otras formas de estimulación bilateral, como seguir movimientos con los ojos o escuchar sonidos alternantes a través de auriculares.
Aunque los mecanismos neuronales precisos que subyacen al EMDR aún están siendo investigados, se cree que la estimulación bilateral facilita la comunicación entre las redes neuronales, lo que permite una mejor integración de la información traumática en las redes de memoria adaptativa. Esto conduce a una reducción de la sintomatología clínica y mejora el bienestar del paciente, según Mielnik. Estudios de neuroimágenes respaldan estos efectos, mostrando cambios en la conectividad funcional y la activación de áreas cerebrales específicas después del tratamiento.
La psicóloga clínica Estela López, con dos décadas de experiencia, resalta la eficacia de EMDR en situaciones traumáticas diversas, desde acoso laboral hasta experiencias de bullying en la adolescencia. Afirma que la terapia se apoya en la focalización de la sensación física y emocional, la verbalización y los movimientos oculares o tapping para transformar la percepción de los eventos traumáticos.
López destaca que EMDR fusiona el recuerdo del trauma con las emociones y sensaciones físicas asociadas, permitiendo una nueva construcción mental que promueve la resiliencia en el paciente. Afirma que el proceso terapéutico permite al individuo salir fortalecido después de haber enfrentado y procesado una situación que inicialmente lo debilitó.
Aunque la terapia EMDR suele ser considerada como un enfoque breve, el número de sesiones varía según la complejidad y las necesidades individuales de cada paciente, pudiendo comprender desde un par de sesiones hasta un tratamiento más prolongado, según coinciden los especialistas.
Este método terapéutico, al ofrecer una alternativa innovadora y efectiva para superar traumas y trastornos psicológicos, continúa siendo un pilar fundamental en la promoción del bienestar mental y la resolución de situaciones dolorosas en la vida de las personas.